- El regreso de Cristo
- Introducción
- El reino de los cielos esta dentro de ti
- Sabias que...
- Las llaves del reino
- Chispas de Luz
- Dios te habla...
- El nuevo pacto y sus promesas
- El plan de Dios
- Todos seremos salvos
- El nuevo templo
- El sueño del faraón
- Las parábolas
- La realidad espiritual
- La salvación
- Los elegidos
- Salvos por gracia
- Reinaremos con Cristo
- Babilonia
- La gran ramera
- La Bestia
- La marca de la Bestia
- Satanás
- El fuego consumidor
- La libertad
- El bautismo
- La navidad
- La ley del Espíritu
- La ley de Moisés
- La muerte primera
- La muerte segunda
- La expiación
- La resurrección
- La apostasía
- El anticristo
- El último hombre
- El milenio
- La verdadera Iglesia
- Profecías
- El final de los tiempos
- El Infierno
- De la muerte a la vida
- El sermón de la montaña
- La mostaza y la levadura
- Parábola de los talentos
- Parábola del sembrador
- La cizaña del campo
- El ciego de nacimiento
- El hijo pródigo
- Los dos bebés
- Deidad - Poema
- El Trono - Prosa Poética
- Alborada - Prosa Poética
- El Viaje - Prosa Poética
- El Amor - Prosa Poética
- Angelitos Negros - Poema
- El Amigo - Prosa Poética
- Bendíceme - Poema
- Mis muertos
- Tu Yo Soy
- La vida es asi....
- Oración
- Escritos de Mike Vinson y Ray Smith
- Evangelios apócrifos
- Los manuscritos del Mar Muerto
- Sispo
- Escríbeme!!!
La ley del Espíritu
Hechos10:34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: ciertamente ahora entiendo que Dios no hace acepción de personas .....
Dios no hace acepción de personas, hasta a Pedro el gran apóstol le costó entender eso, Dios pone el sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Cuando una persona recibe la sana doctrina y la entiende, ha nacido de nuevo, y por lo tanto aquel que ha nacido de nuevo del Espíritu no puede pecar, pues es libre (del pecado). Igualmente el viejo hombre no puede dejar de pecar, pues es esclavo (del pecado). El nuevo hombre esta bajo ley del Espíritu y de la vida, es siervo de la justicia, no puede pecar. El viejo hombre está bajo la ley del pecado y de la muerte, nunca deja de pecar pues es esclavo del pecado.
1Juan 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
Romanos 7:25 Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado.
Colosenses 3:11 una renovación en la cual no hay distinción entre griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y en todos.
Romanos 8:1 Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
Romanos 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
Si por poner un ejemplo, un homosexual nace de nuevo del Espiritu, ese nuevo hombre no peca, pues está libre de la ley del pecado y de la muerte, ni siquiera puede pecar ya que esta bajo la ley del Espíritu y la vida. Pues se trata de un nuevo nacimiento, de una nueva creación, de un nuevo ser glorioso e inmortal que vive en el mismo cuerpo donde habita el homosexual. El viejo hombre por causa del pecado no puede renovarse, pues es esclavo del pecado, y aunque quiera agradar a Dios, no puede hacerlo. Por eso Dios en su misericordia, lo cubre con su sombra y concibe en el mismo cuerpo donde habita el homosexual, a un nuevo ser. Ese nuevo ser es el Cristo, el Hijo de Dios, el gemelo menor, quien vencerá y destruirá al viejo Adan, en este caso al homosexual. No es que el homosexual deja de ser homosexual, el no puede dejar de pecar, sino que esta siendo destruido progresivamente por la Gracia de Dios, el fuego consumidor del Amor de Cristo que vino a vivir y a morir por ese homosexual.
Romanos 5:8 Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
1Corintios 12:13 Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.